«Si un toro se llama ‘Asturiano’ no me ofendo»
Aficionados y trabajadores de la plaza de Gijón se rebelan por la prohibición taurina de la alcaldesa tras la polémica de ‘Feminista’ y ‘Nigeriano’, «una decisión sibilina y pueril que ya estaba tomada antes de esto»
La situación de la tauromaquia en España: ¿dónde están prohibidas las corridas de toros?
En Gijón se habla de toros más que nunca. Lo ha conseguido la alcaldesa de la ciudad, la socialista Ana González, con su decisión de erradicar la Fiesta con la arbitraria excusa de que dos astados de la pasada feria de Begoña se llamaban ‘ ... Feminista’ y ‘Nigeriano’ , una línea roja traspasada, que, en su argumentario, ofende a las mujeres y a los inmigrantes. De poco le ha servido a la regidora la explicación de que cada toro tiene su carné de identidad desde que nace, y que su nombre lo hereda de su madre y así hasta cuatro o cinco generaciones. «La decisión de acabar con las corridas ya estaba tomada, a lo mejor hubiera esperado algún año, pero todo esto lo ha acelerado», asegura Maritina Medio , presidenta de la Federación Asturiana de Peñas Taurinas y de la de Miguel Ángel Perera. «Una polémica absurda, que no se sostiene, y es que si a un toro lo llaman ‘Asturiano’ yo no me ofendo, como a las mascotas que les ponen nombres de persona». Todos los perros ‘Paco’ y las gatas ‘Benita’, en el ojo del huracán.
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Bares, mercados, taxis…, parece que solo hay un tema de conversación. La feria de Begoña , y todo lo que significa para una ciudad que no alcanza los trescientos mil habitantes, su supresión como oferta de ocio, atractivo turístico y generadora de riqueza. ABC ha citado en la plaza de toros del Bibio a destacados representantes de la afición gijonesa, que, como denominador común, no entienden la decisión de la regidora municipal, ni cómo se ha hecho ni el momento en que se ha hecho.
«Aquí los únicos años que no hubo toros fueron los de la Guerra Civil, no digo más…», cuenta Marga García, una arenera que nació en el Bibio
«Dos días antes había dicho que todo fenomenal, que era bueno para Gijón, que en los festejos se habían guardado escrupulosamente las medidas de seguridad, salió alabando la feria, y salta con esto», señala Josechu Mendoza , presidente de la peña Dávila Miura y asiduo a la plaza desde hace sesenta años. «Estamos todos que no nos lo creemos, pues aparte de la ignorancia en la polémica de los nombres de los toros, creo que hay algo más detrás…, no sé». Y hace hincapié en el esfuerzo que se había hecho este año desde el Ayuntamiento en renegociar el contrato con la empresa para adaptarlo a la reducción de corridas obligada por la pandemia.
«Nada apuntaba a una decisión así. La relación era magnífica», asegura el empresario Carlos Zúñiga , al frente de Circuitos Taurinos, 20 años en la gestión del coso, que, de un día para otro, se ha visto desahuciado. «Pese a pagar cincuenta mil euros anuales, que suma un millón de euros, más IVA, los que mi empresa ha ingresado al Ayuntamiento, ahora dice la alcaldesa que la prórroga del contrato está denegada, cuando ni siquiera la he solicitado. Ahora es cuando voy a pedirla y que respondan».
Peñistas y areneros claman libertad en el coso del Bibio
«Nací en esta plaza, mi familia está vinculada al coso como guardeses desde 1912, estuve 36 años en los chiqueros siguiendo la tradición de mi padre y desde 2004 como arenera. Dicen que soy la única en España». Es Marga García , que no puede ocultar su pena porque «esta plaza es mi hogar, mi debilidad, y que ahora un partido político se quiera poner una medalla no es justo, tendrían que explicarlo muy bien al ciudadano», y apunta a que la única solución es aplicar lo que «nunca debió perderse, la libertad y la democracia». Son palabras emocionadas, «aquí los únicos años que no hubo toros fueron los de la Guerra Civil, no digo más…»
Con el mismo dolor se expresa el más joven empleado de la plaza, Carlos Ménguez , de 19 años, que en las pasadas corridas debutó como arenero. «Siempre me ha encantado este mundo, ver a los toreros de cerca, vivo junto a la plaza y he disfrutado desde niño del ambiente. Tuve la oportunidad de ser acomodador, pero hubo un hueco y no dudé en entrar como arenero, vivir la corrida desde dentro», asegura quien tiene amigos, «parte y parte, a favor y en contra», a la vez que sentencia: «La plaza está hecha para dar toros».
Carlos Zúñiga, en el Bibio
El objetivo ahora es salvar el Bibio, que cada mes de agosto vuelva a dar un empujón de pasión taurina y económico a la ciudad. Una plaza que inauguraron en 1888 Mazzantini y Guerrita , con capacidad para quince mil espectadores y que desde los años noventa es monumento histórico artístico. Por aquí han pasado todas las figuras del torero desde finales del siglo XIX. «¿Cómo hemos llegado hasta aquí?», se preguntan los aficionados. «Degenerando», responde Josechu Mendoza , que recuerda la anécdota de Belmonte cuando le inquirieron sorprendidos sobre el porqué un subalterno suyo había sido nombrado gobernador civil de Huelva. Y el futuro… En esto casi todos coinciden en que está negro, si bien nadie se va a quedar parado ni se va a dar por vencido.
La voz de las figuras
Hay movimiento en la Federación de Peñas, ha comenzado una recogida de firmas, se habla también de una manifestación. «No nos sentimos solos, al contrario, el sector ha respondido». Las voces de las figuras del toreo, empresarios y ganaderos han clamado sentido común y libertad, y en un momento en el que la tauromaquia recibe muchos ataques, en el propio Gijón su asociación de hostelería ha sido clara al margen del debate emocional sobre las corridas de toros, y ha puesto en negro sobre blanco lo que de verdad significa y aporta la Fiesta a la ciudad. Entre seis y ocho millones de euros supone el valor añadido para Gijón la celebración de las cinco corridas tradicionales de la feria de Begoña. «Está probado que la feria es una iniciativa generadora de riqueza económica para la ciudad y dinamizadora para la hostelería local», aseguran desde la patronal OTEA, que «lamenta la pérdida de un activo importante», y, a la vez, ve con «preocupación qué proyectos tiene el Ayuntamiento para evitar debilitar este atractivo turístico».
Marga, Josechu, Maritina y Carlos, tras las rejas
Todo por una decisión «sibilina y pueril» de la alcaldesa, subraya el empresario de la plaza. «No han podido acabar con los toros, un espectáculo en el que no entra ni un solo euro público, que se mantiene exclusivamente con el dinero que los aficionados dejan en taquilla y que genera riqueza para la ciudad, y como no han podido asfixiarnos, ahora la alcaldesa toma esta pataleta de niña chica». Una decisión que Carlos Zúñiga cree que será puntual, «no atisbo un efecto llamada en otras ciudades porque no hay muchos gobernantes con la inquina que ha demostrado esta señora».
El gestor ha puesto la situación en manos de sus abogados, espera tener un análisis para tomar medidas legales, y se siente respaldado tanto por la patronal taurina como por la Fundación Toro de Lidia, desde donde ya han lanzado duras advertencias sobre las consecuencias que puede tener este ataque a la tauromaquia. Su presidente, el ganadero Victorino Martí n , ha sido contundente en una misiva remitida a la alcaldesa: «La Fundación iniciará acciones legales en todos los órdenes para garantizar la celebración de estos festejos y para que sobre quienes hubieran adoptado las decisiones ilegales a sabiendas recayeran todas las consecuencias administrativas y penales que el ordenamiento jurídico prevé».
Ciudad taurina
El futuro que la alcaldesa ha anunciado para la plaza, un recinto cultural y para eventos musicales, no acaba de convencer a los aficionados, que no ven que esa decisión conlleve erradicar los toros, y más en una ciudad que desde 1600 tiene datadas fiestas taurinas , como recuerda Maritina Medio: «Una tradición que en estos tendidos lleva acogiendo a generaciones de gijoneses desde hace más de ciento treinta años, y antes en una plaza que hubo en el parque de Begoña». Porque Gijón «es una ciudad taurina. No es Sevilla…, pero hay muchas peñas muy activas en donde se mantiene todo el año la pasión por la Fiesta», entre las que señala la de José Tomás, la de Perera, Dávila o la de El Cordobés, que es la más antigua.
Por eso, frente a la «traición» a los aficionados que consideran que ha perpetrado la regidora, encuentran consuelo y respaldo en los mensajes lanzados fundamentalmente por las figuras del toreo. «No vamos a permitir que hagan demagogia con los toros. Pedimos respeto», clamó Cayetano, mientras El Juli exigía: «Dejad en paz la tauromaquia, no la metáis en tintes políticos ni ideológicos». Y hay pleno respaldo a Manzanare s cuando pone en evidencia «la arbitrariedad con una intención censora y prohibitiva, impropias de un estado de democracia, por cuestión de gustos personales e ideológicos, algo completamente intolerable por parte de una representante política».
«Libertad y democracia», insistió Marga, la arenera que no se resigna a dejar de vestir su traje blanco y rojo, la herencia familiar de amor a una plaza, a una pasión que es por ley patrimonio cultural y que ahora le quieren arrebatar con « premeditación y alevosía , que esto es lo que escondía lo que parecía una sorprendente decisión, envuelta en una ridícula polémica». Detrás de ‘Feminista’ y ‘Nigeriano’, «había algo más…, no sé», repetía el asolerado aficionado.